viernes, 28 de febrero de 2020

La chispa



El enchufe hembra, en la pared del salón, esperaba al macho. Cualquiera le valdría, no era monógama: el de la lámpara, de la plancha del pelo, la vieja estufa... Merce, como buena alcahueta, favorecía la penetración, y el enchufe, en su eyaculación de electrones, daba chispa. Los electrodomésticos le seguían la corriente, y se alternaban circuitos continuamente. Hasta que un día, con las prisas, Merce abrió el frigorífico descalza y recién salida de la ducha. La descarga recorrió su cuerpo de pies a cabeza, y se disparó el automático. Pasó mucho tiempo antes de que reanimaran al tendido eléctrico.Y Merce pasó a mejor vida. Realquilaron el piso, y la nueva inquilina explotaba a nuestro enchufe, multiplicando su faena; ahora tenía orgasmos múltiples con un ladrón de tres cabezas.

viernes, 21 de febrero de 2020

¡Yo me apunto a Masterchef!


¡Tienes que quererte más!- le decía la gente. Y ella buscaba fórmulas, sortilegios, recetas de autoestima. Un día, cansada de buscar, cayó rendida en el sofá de la sala de estar. Su abuela, que hacía calceta, la miró de reojo y supo al instante la causa de tal abatimiento; pues las abuelas pueden leer los sentimientos, como cuentos del espíritu, ellas ya pasaron por todo en la vida. Dejando la labor, se llevó a la nieta a la cocina. Como excusa: una receta de un pastel que de seguro le iba a gustar. Imagina que eres una magdalena recién horneada, sabrosa -le dijo- , necesitaste tiempo de cocción y levadura antes de ser tan rico manjar. Pues escucha: Somos masa madre, y la levadura es ese niño que todos llevamos dentro, déjalo fermentar libre. Debes saber que hay que amasar la mezcla con mucho mimo y cocer a fuego lento, muy lento, si queremos que suba bien. Y ya sabes... cuanta más azúcar, más dulce. La vida es una buena escuela de cocina. Dicho ésto, se pusieron con las manos en la masa, y  les salió el pastel más esponjoso nunca visto.
A partir de ese día, cada vez que pasaba por el escaparate de alguna pastelería, pensando en lo dicho por su abuela, miraba los chocolates, los merengues, las milhojas...Y pensaba: ¡cuánto superávit de autoestima!.

viernes, 14 de febrero de 2020

Las carreras



Estaba yo en el supermercado, en la sección de lácteos, indecisa entre unas natillas o una mousse de chocolate, cuando le vi, con su carro repleto de barritas energéticas, rodaba  rumbo a la caja. Dejé de lado los yogures y fui tras él. Lo adelanto por la sección de congelados, derrapo, y  haciendo un trompo me esquiva cogiendo dos barras de pan sin gluten. Se coloca en la pole de Marga, la cajera. Yo tras él. Tras pagar la cuenta, acelero el carro hacia el parking, donde le vuelvo a sacar ventaja. Pero se me atasca la moneda cuando intento dejar el carro. Él sonríe triunfante desde su bólido rojo cuando pasa por mi lado. Yo aún tengo que cargar la compra en mi viejo seiscientos. Aún así, me siento afortunada; no todos los días se le presenta a una la oportunidad de competir. ¡Qué gozo poder romper con la rutina de ama de casa!.

jueves, 6 de febrero de 2020

¡ME AHOGO!




Siento que siento una pena
siento que no siento nada
sin levantar la cabeza
sin enfocar la mirada.

Bis a bis
ídem que ídem
vuelta que vuelta a empezar,
calavera desdentada
que muerdes mi realidad.

-¿Le ilusiono?
-¡Me ilusiona!
...
Ahora me empiezo a cansar.
-¡Te tuteo!
-¡Ay! mi vida,
  harta que me tienes ya.

Tinta, tú mi salvavidas
mi mar viniste a encontrar
de hoja en hoja te vivo
letra a letra que me das.