jueves, 15 de octubre de 2020

El mito de las estaciones


Ya llegó el Otoño jugando a hacer frío. Los bañadores se mueren de la risa:
-¡Eres patético!-, le dicen en tono seco.- Sueñas con ser invierno y no eres más que el último coletazo de la estación estival.-
Otoño es un niño muy inseguro, que no sabe si llorar o no (yo siempre llevo un paraguas en el bolso por si acaso). Él empieza el curso escolar eternamente y es el primero en estrenar la manga larga. Las hojas de cálculo, secas, crujen sobre su pupitre, junto al plumier. Y caen movidas por una ráfaga de viento: alguien dejó la ventana de Pandora abierta.
Luego está Don Abrigo, que se reirá de los bañadores y de las chaquetas finas de punto, viendo como el niño Otoño se convierte en un mozo Invierno, severo y cruel. Don Abrigo se siente importante porque el Invierno no puede pasar si él. Los Reyes Magos le han traído un frío glacial. Pero en el fondo teme a la Primavera, y por Pascua, se esconderá en el armario de la ropa de Invierno.
La joven Primavera va de la mano del Verano, que le da mucho calor y la lleva de vacaciones cada Agosto. El veintidós de Septiembre nacerá su próximo hijo; lo llamarán Otoño. 
Y tú, mi querido lector, si has caído en las redes de esta curiosa historia y quieres saber el final... pues comienza por el principio.
 

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