jueves, 12 de noviembre de 2020

El cancionero infantil

 

Matarile tiene una vaca lechera. No es una vaca cualquiera, le da leche desnatada. ¡Ay! ¡Que vaca tan castrada! Tolón, tolón. <<¿Dónde están las llaves, Matarile?>>, le pregunta su marido José. <<En el fondo del lar>>, dice ella al salir.                                                                                                        

 El prado es pasto del fuego; no hay una sola llama, pues todas han huido despavoridas.

<<¡Hola, Don Pepito!, ¿Pasó usted ya por casa?>>, dice Matarile de camino al súper. Pepito es el veterinario del pueblo y va a casa de Matarile a examinar a la vaca, que desde que se enteró del incendio da mala leche. El animal saca un cinco pelado. <<¡Adiós, Don José!>>, se despide el veterinario.

Matarile un cencerro le ha comprado, que a la vaca le ha gustado. Se pasea por el banco y mata deudas con el pago. Tolón, tolón.

Mientras, los pajaritos cantan y las nubes se levantan. 

-¡Que sí!

-¡Que no!

Últimamente, Matarile y José discuten mucho. Será por el calor.

-¡Que llueva! ¡Que llueva!- La virgen desespera, rezando a Santa Bárbara. 

Y cae un chaparrón en medio de la estación estival, que ahoga el fuego. A la virgen se le rompió el himen en un golpe de suerte. La vaca que ríe ya da buena leche: en la quesería se la rifan. Matarile parece una muñeca, vestida de azul. José le quita la camiseta y el canesú. Se amarán en las alegrías y las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de su vida, hasta que la vaca los separe. Amen.                              

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