viernes, 27 de diciembre de 2019



Es un joven intelectual, recién licenciado en letras. Tiene por pasatiempo acudir al lago Melindrón con un libro bajo el brazo. Allí pasa las horas, que otros de su edad gastan con los amigos, leyendo y escribiendo. Anda con Dostoyevski y ha comenzado a escribir un diario. Entre capítulo y capítulo deja vagar su mente, e incluso a veces medita sobre temas transcendentales. Cuando hace ésto, se coloca su lápìz detrás de la oreja. De esta guisa, divisa una despampanante mariposa posada sobre una amapola cercana. Queriendo verla mejor, corre tras ella. Pero tropieza, y el lápiz cae rodando hasta el agua. Se siente malhumorado, era el lápiz que le inspiró aquella historia de Indios y Americanos con que ganó el concurso. Decide comprarse otro en la Tienda de Lápices de Escritor, que habían abierto hace nada. Ante la puerta, se queda sorprendido con el cartel que reza: "No se admite dinero". Sí, le habían contado que era una tienda un poco rarita. Una vez dentro, elige el "lápiz mágico" y entrega uno de sus zapatos a cambio, pues no lleva otra cosa con que hacer el trueque. Al salir, no anda más de diez pasos cuando pisa una china. El dolor le aconseja recuperar su zapato. Tendrá que devolver el lápiz... y era mágico!!! Pero al joven se le ocurre otro modo: firma en una hoja que arranca de su diario. -Toma, un autógrafo de un famoso escritor en ciernes- dijo al tendero. Y se lo cambió por su zapato.

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