jueves, 13 de agosto de 2020

El motor de mi vida

 




Dicen que mujer precavida vale por dos: ¿entonces mi marido y yo formamos un trío? Pero además tenemos un hijo, y madre no hay más que una. Y si como algunos piensan, mi pareja es mi otra mitad... ¡No me salen las cuentas!. 
Me considero una todoterreno; conduzco un 4x4 al que cada dos por tres se le pincha una rueda. Por eso siempre llevo un gato, negro. Lo compré en el chino por cuatro duros ¡qué suerte la mía!. También compré unas cadenas, de eslabones perdidos, pues no las encuentro por ninguna parte.
Mi marido es amante de la Fórmula 1, aunque yo no soy celosa. Tiene un tractor amarillo, y conduce su descapotable sólo los días de lluvia. Para ser feliz quiere un camión y un cadillac, solitario; está un poco "loquillo".
-Vamos a ir a ver el rally de Montecarlo- le digo a Carla, subiendo por el monte.
-Yo prefiero ver un reality- me dice ella.
Hija única, Carla es fan de Gran Hermano. Su marido es actor de telenovelas; el mío está sin curro, echando currículums a diestro y siniestro (total, para que no le llamen). La faena no va sobre ruedas, por eso mi marido acude a una psicóloga a que le ayude a reconducir su carrera profesional.
-Se está sacando el carnet de tráiler.
-¿De qué película?- me pregunta Carla.
Sin palabras... 
-¡Que te diviertas en el rally ese de Montecristo!- me dice.
A veces me pregunto por qué soy amiga suya...
Carla sólo usa la cabeza para llevar sombrero. Yo, que soy muy precavida, llevo una gorra de repuesto (estaban a 2x1 en el centro comercial). Hace un sol de justicia, y si no nos protegemos la cabeza perderemos el juicio. La gorra le para grande, pues mi amiga no tiene dos dedos de frente. 
Coge una hoja de periódico y se hace un gorro de papel: es licenciada en papiroflexia y tonta de capirote. Cursó másters del universo y ahora le pone enferma el doctorado. ¡Menuda pajarita está hecha!, pues se compró un Ford Fiesta sólo para irse de juerga (le hace su papel).
Yo, por mi parte, me estoy sacando una carrera a distancia (y no precisamente con mi jeep 4x4). Voy la primera. ¿Sabes...?, nunca pensé que llegaría a la universidad.
Parece que una rueda pierde aire... 
Carla insiste en soplarle mientras yo bajo del coche, para coger el gato. Se podría decir que aquí, en la cima, es una gato montés. Me araño con los matorrales... ¡Falta la rueda de repuesto! Ahora si que la hemos hecho buena. 
Dicen que mujer precavida vale por dos; en estos momentos yo me considero única.


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